Voz de mi hija. "Without you. Sin ti"

Voz de mi hija.

jueves, 26 de abril de 2007

EL COLOR DE LAS CAMELIAS














Lilas
Pensamiento


Camelias

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Allí vivía. Cada día miraba la tierra, la luz, el calor, el brillo de los rayos solares que marcaban las formas de las laderas de las montañas, delineando a su vez los valles y templando las aguas del río. No era muy caudaloso el que atravesaba la ciudad pero lo veía a diario y me gustaba. Allí revoloteaban cada mañana los pájaros entre las ramas de los manzanos, agitando sus alas sin que las hojas perdieran las gotas del rocío.
Había infinidad de plantas; un redondo y cuidado seto de florecillas blancas rodeaba los rosales, que por cierto aquellas rosas parecían de terciopelo, cuando brotaban los primeros días de junio. Incluso estando secos solían conservar algo de aroma. Contemplar las camelias, los lirios, pensamientos y sobre todo las lilas, mis preferidas, era para mí una sensación de bienestar que los años no han borrado.
Aquello se llamaba libertad. A veces cuando cierro los ojos, siento un continuo calor que me recuerda el sol tibio y amarillento entre nubes deshilachadas y los azules brillantes de aquellas deliciosas tardes estivales.
No es bueno aferrarse al pasado, pero tampoco quedarse a la orilla de los recuerdos, es mejor adentrarse en ellos cuando el corazón lo desea y la mente lo necesita.
Allí vivía. En una pequeña plaza rodeada de jardines y en el centro estaba la casa. Nuestra casa. Había olor a fresco, a sol descubierto, a viento serpenteante, que rizaba los cabellos con la ayuda de la humedad que se respiraba. Y detrás de la verde hierba, demasiado abandonada a veces, estaba el árbol, alto y gallardo, de ramas gruesas y fuertes, lo suficiente para soportar dos anillas colgadas donde se podían hacer toda clase de ejercicios y malabarismos.
Era su árbol , todavía lo recuerdo, allí lo dejó y allí seguirá con los aros ajados y las cuerdas desgastadas por el paso del tiempo. No lo he olvidado.... ... y quería contarlo. Deseaba escribir esta parte de mi vida.

Es así amigos. Nadie puede ignorar la presencia del pasado.


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ETERNIDAD

Este jardín donde estoy,
siempre estuvo en mí. No existo.
Tanta vida, tal conciencia,
borran mi ser en el tiempo.
Conocer la obra de Dios
es estar con Él.


Manuel Altolaguirre

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viernes, 6 de abril de 2007

EL RITMO DE LA LLUVIA


Cordes - sur - ciel. Día de lluvia.


¿Por qué se dice que la lluvia es triste?, será porque el cielo cambia de color y se viste con un tenue velo grisáceo. O será porque el sol se esconde entre las nubes y deja un ambiente melancólico?



Hay días de lluvia que nos marcan un ritmo diferente de vida y nos hacen revivir momentos que casi teníamos olvidados. La niñez, por ejemplo. Quién no ha metido los pies en los charcos mojándose los zapatos nuevos, o quién no ha pegado su nariz en los cristales de una ventana, dejando sus huellas en el vaho, mientras jugaba con las gotitas que van resbalando por ellos.......



En los días de lluvia voy dejando que lleguen esos pensamientos, esa nostalgia, que siempre es recibida con los brazos abiertos. Pienso en todas esas cosas que quedaron atrás, ancladas en el recuerdo, y que sé que nunca volverán. Se quedaron prendidas en el fondo de mi corazón, permaneciendo allí inalterables para siempre. Esa nostalgia, la añoranza del recuerdo que nos acompaña siempre, bien sea una imagen, bien un sentimiento, la evocación de ese momento que nos marcó, que nos hizo avanzar o bien nos cambió. La emoción que regresa a nuestra mente, la emoción que simplemente regresa siempre con una dosis de tristeza, la suficiente para que evoquemos aquellos tiempos ya pasados.


Las gotas traen la magia, llevan consigo ese atisbo de pasión, de melancolía siempre sana.
Cordes-sur-ciel, situada al noroeste de la ciudad francesa de Toulouse. Fundada en 1222 en la cumbre de un cerro aislado, conserva la mayor parte de sus edificios medievales, mereciéndose el apodo de " ciudad de las cinco murallas y de las cien ojivas" . Cuando la visité el pasado verano, por sus calles estrechas y empedradas, llenas de flores, estandartes y artesanos, daba gusto caminar. A pesar de la lluvia que caía incesantemente, no dejó de tener su especial encanto.




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Flores bajo la lluvia.


Si el mundo pronunciase sólo eso,


si dentro de tanto ruido


pronunciase tal sugestiva belleza,


entonces todo puede recobrarse


y todo puede renacer,


en nuestros frondosos jardines,


como flores bajo la lluvia.


Roberto Malatesta